Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

5. Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése. 

No quiero preguntar dónde queda la “gehenna”, primera vez y supongo que última, que leo esa palabra. 

Pero Jesús aquí tiene razón. Y no la tiene porque yo lo diga, es más, hasta ahora siempre ha tenido razón, es sólo que me adelanté en mi idea. Me explico: supongamos que alguien llega a nuestra casa y por alguna razón, le damos el poder de acabar nuestro matrimonio ya que seguimos sus consejos y dejamos que aconseje nuestros hijos. Pues aquí la muerte sería como el derrumbamiento de algo que tenemos y aún después que se acabe una relación, esa persona sigue al lado nuestro dándonos su consejo. Entonces a una persona así, desde luego hay que temer. Porque nos seguirá destruyendo cuando nosotros creemos que no hay nada más para destruir. 

Pareciera que Jesús habla del diablo y que se puede apoderar de nuestro espíritu y que tiene el poder de seguir guiándonos aún después de nuestra muerte. Pero no es así. Está hablando de Dios mismo que es el único que tiene el poder de que una vez te mueras, lanzarte a ese lugar que aquí se nos describe como gehenna y que por si no lo notaron, ni siquiera lo colocaron en mayúscula. Mejor te cuidas. 

6. « ¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. 

Parece que Jesús toma la economía local para enseñar. Nos enteramos que se encuentran pajarillos en el mercado y el valor que tienen. Desde luego no sabemos qué tan valioso es un ‘as’, como Jesús lo menciona para poder tener una idea más aproximada de lo que se necesita para sobrevivir. 

Pero ese no es el punto. Ni el pajarillo más pequeño es olvidado y Jesús nos recuerda nuestro inmenso valor ante nuestro padre. 

¿Aún recuerdan el Padrenuestro?

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