Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Capítulo 10 




Misión de los setenta y dos discípulos. 

1 Después de esto, designó el Señor a otros setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todas las ciudades y sitios adonde él había de ir.

En algún momento previo, declaramos que la vida pública se iniciaba. Y aquí vemos que ocurre un momento vital. Jesús deja de ser el único que tiene el mensaje. Ya él confía en que sus discípulos pueden hacerlo. 

Se ha convertido en un maestro. 

Al igual que Juan el Bautista que enviaba discípulos de dos en dos, Jesús hace lo mismo. 

Veamos que les dijo antes de enviarlos en su nombre.

¡Esperen!

¿Que acaba de hacer Jesús?

Escogió unos representantes y los dejó ir. Eso es raro.

Me explico, no que sea raro de por sí, sino que yo raramente encuentro personas que manden a la gente y los dejen trabajar. En otras palabras, este planeta está llenó de controladores y sí tu no lo has notado es posiblemente porqué tu eres uno de esos. 

Lamento informarte que eres controlador pero esa es información que necesitas. (Sí la necesitas).

A nosotros nos cuesta soltar el mandó. Preferimos quedarnos solos a dejar de ser el gerente. Y sí cuándo dije “gerente” te imaginas una fábrica estás un poco despistado. No te preocupes, aquí estoy yo para ilustrarte.

Soltar el mandó de gerente, incluye el rol de ser padre o madre. Los hijos en algún momento deben iniciar su vida sin la vista acusadora de uno de sus ancestros.

Nos cuesta que dejen de pedir nuestra opinión que no es una opinión cualquiera, es un mandato sin cuestionamientos.

Y hasta ahí lo dejó. Sí tienes algún problema con tus hijos, sobrinos, o cualquier miembro de tu familia, considera que quieres seguir siendo el gerente de una empresa que ya no existe.

Imaginense a Jesús siendo el único que quiere dar el sermón, curar los enfermos y estar recogiendo la limosna. Un total desastre. Pero él no hace eso. El entrenó a setenta y dos y los envió a que se fueran de dos en dos. Eso es delegar. Eso es crecer. 

Considera que sí no creces te conviertes en una repetición del mismo cuento que ya te sabes.  Y la señal de que estás creciendo es el número de personas que toman tu mensaje y lo propagan por su cuenta.

Sí tu eres el único que te sabes el mensaje, Pues no hay problema, sólo que eres único en un universo en dónde terminarás no encajando.

Aprende a delegar y a ver cómo otros toman tus ideas y las llevas a lugares que tu no te hubieras imaginado.

Y ya paro de regañarlos y ahora sí veamos que les dijo Jesus antes de enviarlos en su nombre.

¡Esperen de nuevo!

¿De dónde salió ese cuento de recoger limosna?

Y no estoy ni remotamente diciendo que eso está mal. Eso lo diré más tarde. Estoy sólo preguntando de dónde salió esa idea que nuestras iglesias modernas han convertido en un arte tan lucrativo sin ningún propósito celestial aparente.

Y ahora sí, sin más preámbulos veamos que les dijo Jesus antes de enviarlos en su nombre. 

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