Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Resurrección del hijo de la viuda de Naín. 

11 A continuación se fue a una ciudad llamada Naín. Iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. 12 Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; la acompañaba mucha gente de la ciudad. 13 Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: «No llores.» 14 Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate.» 15 El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre. 16 El temor se apoderó de todos y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». 17 Y lo que se decía de él se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina. 

OK. No hay análisis para esta resurrección. No recuerdo haberla escuchado jamás y me parece interesante. Cualquiera se vuelve famoso. 

En cuanto se me otorgue el poder de levantar muertitos, me dedico a levantar sólo a gente famosa para que de esta manera mi fama se propague. 

Como pueden ver, no es sólo levantar muertos. Al final de cuentas, es el objetivo que cada cual persigue cuando los levanta. 

En el caso anterior, yo sólo sigo buscando mi importancia. A Jesús no le interesa buscar esas cosas. El ve a la madre agobiada y un milagro le concede. 

¿Cuántas veces nosotros no tenemos la oportunidad de crear un milagro y no lo hacemos? 

Pero debemos por empezar a definir la palabra milagro. Porque nosotros consideramos milagro, a las cosas que son demasiado grandes e imposibles. Por eso solo le atribuimos milagros a Jesús.



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